El calor del verano es un enemigo de la insulina ya que las altas temperaturas alteran su acción.
Todo el año , la insulina que no usemos debe estar en el frigorífico a una temperatura entre 2 y 4 grados.La puerta del frigorífico es un buen lugar,hay que procurar alejarla de la pared o de la proximidad del congelador para evitar que temperaturas mas bajan la congelen y/o la estropeen.
La que estamos usando no es necesario tenerla en el frigorífico y de ser así, hay que sacarla un rato antes para evitar que esté fría y duela al pincharla. Fuera del frigorífico debe estar en un lugar fresco de la casa , separándola de fuente o lugares de calor. Esto es importante tenerlo en cuenta en verano.
Si viajamos, hay neveras pequeñas que pueden mantener la insulina en la temperatura adecuada , si no fuera imposible conseguirlas, podemos hacer arreglos caseros con hielo y una toalla pequeña que la mantenga fría sin contacto directo con el hielo. En caso de imposiblidad, vale incluso envolverla en un trapo húmedo.
Si viajamos en avión hay que llevar un certificado médico explicando la necesidad de llevar insulina, agujas... y llevarlo siempre con nosotros en la cabina porque en el departamento de equipajes la temperatura es muy alta ademas del riesgo de perderla.
Por otro lado hay que tener en cuenta que el calor puede alterar la absorción de la insulina cambiando las necesidades de la misma.
Todo el año , la insulina que no usemos debe estar en el frigorífico a una temperatura entre 2 y 4 grados.La puerta del frigorífico es un buen lugar,hay que procurar alejarla de la pared o de la proximidad del congelador para evitar que temperaturas mas bajan la congelen y/o la estropeen.
La que estamos usando no es necesario tenerla en el frigorífico y de ser así, hay que sacarla un rato antes para evitar que esté fría y duela al pincharla. Fuera del frigorífico debe estar en un lugar fresco de la casa , separándola de fuente o lugares de calor. Esto es importante tenerlo en cuenta en verano.
Si viajamos, hay neveras pequeñas que pueden mantener la insulina en la temperatura adecuada , si no fuera imposible conseguirlas, podemos hacer arreglos caseros con hielo y una toalla pequeña que la mantenga fría sin contacto directo con el hielo. En caso de imposiblidad, vale incluso envolverla en un trapo húmedo.
Si viajamos en avión hay que llevar un certificado médico explicando la necesidad de llevar insulina, agujas... y llevarlo siempre con nosotros en la cabina porque en el departamento de equipajes la temperatura es muy alta ademas del riesgo de perderla.
Por otro lado hay que tener en cuenta que el calor puede alterar la absorción de la insulina cambiando las necesidades de la misma.